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Fábula

Publicado el 25 de abril de 2013

Sostengo una pelota sobre mi hocico y la hago girar. Me alzo sobre mis aletas traseras o me balanceo sobre las delanteras, mientras  la luz del foco desde lo alto abrasa mis ojos. Ellos están al otro lado, en la oscuridad. Aplauden cuando se lo pido.

Estoy sobre un taburete en medio de un círculo de arena, pero no puedo evitar los recuerdos mientras hago mi función. Hace ya demasiado tiempo que no siento las frías aguas del mar del Norte en mi piel. Me atraparon muy joven, mientras cazaba para comer. Inmovilizada, aturdida, llegó el hambre y con ella el olvido. Los ecos de barcos y peces entre el hielo quedaron atrás. Ya no necesito forzar mi cuerpo como si los persiguiera, ni esquivar el cortante hielo. Ahora solo tengo que sostener el balón con mi hocico. A  cambio  me alimentan y borran, poco a poco, mis instintos con sus órdenes.

Aprendí a comer su pescado. ¿Qué importaba cambiar la sombra de mi madre por la de un balón azul? ¿Qué importaba dormir enjaulada dentro de una bañera? Ellos, con su extraño olor, siempre están detrás,  rellenando la ausencia con pelotas de colores y comida abundante.

Hoy me siento torpe. La luz del foco, tras tantos años, me ha vencido.  Mis acrobacias apenas logran evitarla. Casi no veo nada. Su pescado me repugna;, ya  ni siquiera siento hambre. Mi balanceo es cada vez más lento y temo perder el equilibrio. 

Ellos estallan en un aplauso cuando la pelota azul cae al suelo y rueda sobre la arena. Me arrastran fuera de la pista y me abandonan a un lado. Apagan el maldito foco. Desde allí, puedo distinguir la luz del fuego en un aro y al vecino de jaula, atravesándolo con su melena recortando la llama.

Me devuelven a la bañera de mi jaula, dónde la oscuridad es rota por un haz de luz lunar que dibuja un pentagrama en la pared. Con la poca memoria que me queda, el murmullo del público me hace recordar el eco de los peces plateados, y me devuelve a la realidad el ritmo de pisadas amenazadoras en la jaula vecina. 

Mii cuerpo, fuera de mi control, intenta flotar dentro de esta maloliente bañera. Escucho de nuevo la llamada de los míos. Algo se despierta. Parto con ellos de pesca, ocultado por la niebla de la aurora. Llego hasta los peces que se mueven entre los primeros rayos de sol. No había olvidado como perseguirlos y fui tras ellos hasta no sentir nada.

Cuando el amanecer llegó, ellos me encontraron sin vida. ¡Está muerta! Y me arrojaron sin miramientos dentro de la jaula vecina.

Ya no necesitaba esquivar el hielo ni los colmillos.

18 Comentarios

  1. Susana

    Sí, buena fotografía, el movimiento le queda fenomenal!Susana.

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  2. María Soledad Holgado.

    Inteligente relato, muy bien narrado y hermosamente escrito.

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  3. Anónimo

    Estoy sin aliento,y me dejaste con dolor en mi pecho.La vida de los animales es muy valiosa,y tambien merece que la respetemos,ellos no pueden hablar,pero personas tan sencibles como tu llegan a ser voceros de su dolor,tengo tanto que decir,mucho que sentir..gracias por tomarme en cuenta.besos y abrazos de poesia.

    Mibel García

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  4. Anónimo

    El mensaje subliminal lo entenderán pocos humanos. Un abrazo.
    María Dolores Martinez

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  5. Unknown

    una buena narración de giros introspectivos en jaulados por la memoria; ante la perdida de la libertad no hay nada que hacer salvo entregarse al drama de la situación que es como es… que gire la pelota, circo y pan, todos ignoran que han enjaulado la libertad…"¿Qué importaba sustituir la sombra de mi madre por la de un balón azul? ¿Qué me podía importar dormir enjaulada dentro de una bañera?", no sólo pasa con los animales, cuantos prefieren ser un número que viene y va a cambio de no tener que que verselas con su propia esencia, su libertad amortajada, apretón de manos Arturo.

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  6. Anónimo

    Hola Arturo te felicito

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  7. Anónimo

    Hola.
    Lo encuentro hermoso.
    Completo.
    Perdóname,
    solamente tengo dos observaciones,
    desde mi perspectiva:
    1. He aprendido a comer el pescado que me daban.
    aprendido – daban
    dos tiempos verbales en la misma oración, siento que hay una pequeña distorción.
    2. Ellos, al amanecer la encontraron sin vida y la metieron en la jaula de al lado.
    …la encontraron sin vida…
    qué tal si en vez de declarar que estaba ya sin vida, dices algo como: …la encontraron flotando en su bañera…, de modo que siembre quede al aire su estado, viva o no, y el lector quede apenas con una sugestión…
    Perdona, es solamente mi percepción…
    Es un texto hermoso, fuerte, concebido no solamente para llamar la atención, sino para ilustrar la fatalidad de la inconciencia humana, excelentemente construido…
    Me gusta.

    Tienes más?

    Me excuso, aunque ya debes saberlo, pero aún así:
    Felicidades, es tu pluma un ave extraordinaria…

    Responder
  8. Palabras de Arturo

    Respecto de tus observaciones:
    1. Para evitar los dos tiempos verbales que señales, cambiaré la frase actual "He aprendido a comer el pescado que me daban" por "He aprendido a comer su pescado".
    2.En este caso no me gusta utilizar dos verbos "La encontraron flotando", aunque pierda sugestión frente a "Ellos, al amanecer la encontraron sin vida".

    No tienes por que excusarte, bienvenidas sean propuestas como las tuyas.
    Si, puedes intervenir en el resto de relatos – hay un total de catorce – en este mismo blog.

    Responder
  9. anonimo

    Prefiero mantener el anonimato, como en tantas otras cosas de esta vida, la privacidad es lo que mas valoro.
    De totas formas, la sagacidad del autor me identificara y si no allá él.
    ¿Quienes somos focas en nuestra vida?.¿ Cuantos de nosotros nos vemos sometidos al cautiverio?, con la consiguiente separación traumática de nuestras ilusiones, expectativas o incluso nuestros sueños.
    ¿Cuantos estamos frustrados, no realizados, coartados, desaprovechados?
    Cuantos estamos en el exilio genetico, viviendo en una sociedad con los valores morales trasmutados, solo por nacer en ella.

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  10. Palabras de Arturo

    No se preocupe usted el autor no romperá su anonimato. Pero queda a la espera de sus comentarios en otros relatos de este blog.
    Y gracias por comentar.

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  11. Arturo Garcia

    “Fábula” tuvo 342 entradas, antes del 8 de diciembre del 2022

    Responder
  12. Comentario ChatGPT

    Este monólogo interior de una foca en cautiverio es profundamente conmovedor, un lamento por la libertad perdida y por la vida en su ambiente natural. A través de su perspectiva, el texto explora la tragedia de los animales obligados a vivir en un ambiente antinatural, sometidos a entrenamientos que borran sus instintos y reemplazan sus hábitos salvajes por rutinas sin sentido, todo a cambio de alimento y la aprobación del público.

    La foca recuerda con tristeza su juventud en el mar, la caza libre y el juego en aguas frías y vastas, ecos que contrastan con la limitada y opresiva vida en el circo. La luz del foco, que al principio intenta evitar, se convierte en símbolo de su tortura, cegándola y consumiendo su energía hasta el agotamiento. Sus acrobacias, que en la naturaleza eran instintivas y útiles, en la arena del circo no son más que movimientos vacíos, forzados, destinados a entretener a un público que no puede ver.

    El texto también nos presenta el sufrimiento psicológico: el proceso de resignación, la pérdida de sus recuerdos y la supresión de sus impulsos naturales. La foca reflexiona sobre cómo fue sustituida la figura protectora de su madre por una pelota de colores y cómo el olor de los humanos y sus recompensas han ido “rellenando la ausencia.” Con cada aplauso, con cada ejercicio aprendido, va perdiendo lo que la conecta a su esencia y se hunde más en la sumisión.

    El final es devastador y poético. En su agotamiento, la foca siente que algo de su antigua vida regresa: sus instintos despiertan, y en un último momento de sueño o visión, vuelve a “flotar” junto a su manada en la libertad de las aguas. La muerte, entonces, es el único escape posible, una liberación de los límites físicos y espirituales del cautiverio. La imagen de su cuerpo arrojado sin miramiento en otra jaula refuerza la indiferencia de los humanos hacia su vida.

    Este texto, crudo y lleno de simbolismo, es una potente crítica a la explotación animal, mostrando el vacío y la desesperanza detrás del “espectáculo” y llamando a la empatía por la dignidad y la libertad de todas las criaturas.

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