Inicio 9 Poemas 9 Aquél marinero

Aquél marinero

Publicado el 2 de mayo de 2024

 

 

 

Sería capaz de agarrarse a un clavo ardiendo. Estaba a merced de la tormenta después de haber caído del barco, y como todo buen marinero no sabía nadar.

Hoy duermen los huesos de sus dedos, aferrados a una pequeña y oxidada cruz, en el fondo del mar.

 

 

© Texto y foto de Arturo Joaquín

1 Comentario

  1. Antonio José Cano

    “No estás sola”
    Texto de Antonio José Cano

    Salió de la consulta con una sonrisa que hacía juego con el pañuelo estampado de la cabeza. En la primera visita se le reconocieron sus derechos: el derecho al miedo, el derecho a la desesperanza y el derecho a la frustración. La doctora le prometió no utilizar expresiones que evocaran una batalla. No habría lugar esta vez para la resiliencia ni para los combates encarnizados. No se le exigiría demostrar valor ni convertirse en un ejemplo para los demás. Ella no sería una heroína, sino la protagonista de una historia cotidiana y apasionante. Se les ofrecía una oportunidad para sufrir o disfrutar juntas con los vaivenes de un camino incierto en el que podrían encontrar momentos para la dicha y la belleza. En cada visita a la consulta surgieron virajes narrativos, sorpresas y personajes secundarios. En su primera revisión, un fármaco experimental se convirtió en coprotagonista. En la siguiente, el giro en el guion fue la desaparición de las metástasis. Hacía unos meses, su médico le dijo que no sería necesario un deus ex machina que la salvara en el último momento. Hoy le había anunciado que los resultados de las pruebas garantizaban una nueva temporada juntas.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar

Vini Vinci

Érase un hombre a un color pegado  noche que deja huella  en la piel,  ego inflamado volcán de hiel  bravo bocazas verbo afilado.    Érase un balón de playa alado  espejo blanco brillo de cartel,  ciempiés con pecho de papel  noche que sepulta su legado.   ...

Cuando vuelvo al Avellanu

Cuando vuelvo al Avellanu Cuando vuelvo al Avellanu, trai´l monte olor a madre, nel ríu ya canta’l tiempu dexáu per outros llugares. El pañuelu que me disti, entá guarda tos sospiros, arrodíllense na ermita los años que nenos fuimos. Ay, Virgen del Avellanu lluz de...

Lo erótico y lo sorprendente

Azar y necesidad Mis vacaciones vagan por la música que mueve mis pies. El teléfono tienta, toca peces, sonríe la suerte con su saña. Este lunes lame a los diablos. El algodón acuna a los peces, las estrellas acolchan su silencio. La comida nada en la nada del mar,...