Después de tanto tiempo
nunca imaginé
que te encontraría aquí.
Eres ahora la camarera
de esta terraza de verano.
Aprendiendo
a vivir
lejos del lugar donde naciste.
Aprendiendo
a trabajar
por debajo de tus capacidades.
Sentada
en la esquina sobre una caja,
fumas y conversas
con tu hija recién llegada.
Tu voz
de inconfundible son,
os transporta al oriente cubano.
Mientras balanceas una sandalia,
tus pies descalzos,
tus tatuajes,
ponen celoso al sol.
Ignoras esas olas,
retas a la brisa
bajo la pérgola
el perfume de tus palabras.
Desde el tejado de caña
gaviotas
centinelas silenciosas
de las bolsas de basura.
La caída de la tarde
habla con lentitud
y nos mira
dejándose ir.
(Solo la mar
preñada de luna
guardará nuestro secreto)
© 2020 Texto de Arturo García Fernández
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