Dejar ese tiempo en la noche
cuando la vida empieza y se termina.
Para alejarme como un animal de bosque
y herido ocultarme,
con las entrañas frías.
Buscando el arte de cultivar
las enfermedades respetables,
por un desangelado pasillo
donde el color blanco del hospital
nuestra su fondo negro.
Dejar que estos versos lloren por mí.
Precioso…
Como la vida….
Cuando la palabra duele con el silencio.
“Instrucciones para llorar”
Minicuento de Julio Cortázar
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
FIN