Antonio y Federico
que habéis olvidado
colgados de este perchero
un sombrero y el abrigo.
Murmurando de perfil
cerca de mi puerta abierta
dejo vuestro poema
no leído en el colegio.
Suspendida en la pared
dejo vuestra voz.
Inútil mortaja
de los tiempos que corren.
El eco de vuestros pasos
rompe mi verso
por una calle sin vuelta.
Ojos de cuarzo y mica
flamean sobre el asfalto.
Yo, sin espaldar ni yelmo
sorteo sus aspas de luz.
La brea, con sangre de hiel
me dice ¿qué buscas?
Si ya sabes que bajo los adoquines
no atardece la playa.
La noche llama a la puerta.
Trae dos constelaciones nuevas
el sombrero y un abrigo.
© 2022 Versos de Arturo Joaquín
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