¿Puede alguien con pies de plomo y cabeza abajo, meterse en la boca del lobo?
Yo digo que si y para que me creas te lo voy a contar.
Desde la barra en la taberna del puerto, Bruno tronaba:
“Caminaba con pies de plomo por el fondo del mar hacia la jodida tubería”.
Yo le escuchaba, mientras se dirigía a una escasa concurrencia, interesada en rumiar más derrotas que proezas.
Reparó en mí y entró en detalles. Al parecer le movilizaron por culpa de la marejada, que había agrietado un tubo emisor de residuos y destrozado los barcos en el puerto.
Engreído continuó:
“Las cosas en el mar después de soldadas, otra vez se soldarán”.
Y le tocó demostrarlo en los fondos marinos con dos aliados: las botas plomadas y el destello del electrodo en arco por la soldadura.
Reparaba la tubería, como un dios de los relámpagos en la penumbra del mar.
Bruno apuró un trago, mientras mascullaba, cable, mástil, trampa …. Se balanceaba, revivía los momentos de poca visibilidad en que fue atrapado por una súbita corriente. Ayudado por el alcohol y los recuerdos su cuerpo era cada vez más inestable.
Sus palabras se hacían imágenes y por un instante lo vi cabeza abajo.
En su perorata reconoció que no trabajaba solo. Desde la superficie le llegaban los electrodos, el oxígeno y el teléfono.
Placenta de un nonato en planeta ajeno. Cordones umbilicales desde el barco de apoyo.
Cuando recuperó su monólogo, aclaró que una fuerte corriente le hizo perder pie en el lecho marino. Lo imaginé colgado cabeza abajo, convertido en el badajo de una campana, que repicaba llamadas de auxilio e instrucciones:
¡Desconectado electrodo! ¡Emergencia! ¡Quítate los contrapesos!
De sobra conocía las consecuencias del protocolo de seguridad. Solo le quedaban su experiencia y Arquímides para regresar a la superficie.
Estaba atrapado. El problema era atravesar los restos de naufragios que estaban ahora por encima de su cabeza.
Un andamiaje absurdo que le ofrecía un nicho sin vistas, a cambio de su vida.
Con disciplina siguió las instrucciones, se quitó primero las botas de plomo, después los cables del electrodo y del teléfono, por último los plomos de la cintura. Un tubo para poder mantener la respiración y el casco deberían ser suficientes.
Apoyado en la barra de la taberna, Bruno saciaba la sed más secreta. Ahora ya ni siquiera farfullaba.
¿Como logrará salir? Seguro que sobrevivió, lo sabemos y sobre todo yo, que lo estoy viendo en medio del silencio, desde la mesa.
Hemos llegado hasta aquí con pies de plomo y terminando cabeza abajo.
¿Y la boca del lobo? ¿Cómo se metió en ella?
Me parece que una ayuda por mi parte no la recibiría mal. Pero también estoy trabado, quizá en el Diccionario encuentre una pista:
“Boca de lobo” 1.f.Lugar muy oscuro 2.f.Mar.Agujero cuadrado en medio de la cofa, por el que entra el calcés del palo, quedando espacio a banda y banda para el paso de la gente que sale a maniobrar.
“Cofa” 1.f.Mar.Meseta colocada horizontalmente en el cuello de un palo para fijar los obenques de gavia, facilitar la maniobra de las velas altas, y antiguamente, también para hacer fuego desde allí en los combates.
“Calcés” 1.m.Mar.Parte superior de los palos mayores y masteleros de gavia, comprendida entre la cofa o cruceta y el tamborete.
Bruno desconoce este vocabulario pero reconocerá rápido las cosas y para qué sirven . A su alrededor no le será difícil buscar una salida por el medio de los maderos que amenazan con sepultarlo.
También sabe que en el mar, una situación mala puede empeorar. Y así fue cuando el tubo del aire se enredó en aquél palo mayor. Lo reconoció inmediatamente: era del velero que dejaban atracado todo el invierno y que él se encargaba de mantener:
El badajo se trasformó en un globo de feria atado al pecio por debajo de la cofa. Lo trágico es que tenga forma de buzo y sea Bruno el que esté dentro.
Sin embargo exhibe una sonrisa que parece un trozo de limón. Recordaba como encontró sobre su cabeza la antigua trampilla que le permitía manejar las velas. La rápida decisión de cortar el tubo, le permitió atravesar el agujero cuadrado por el que entra el calcés.
Salió a través de la boca del lobo, sin aire pero libre.
Retenía su respiración por encima de la maraña que se había formado sobre el tubo emisor con los barcos destrozados. Ascendía sin obstáculos. Ya cerca de la superficie se quitó también la escafandra y así -desnudo como los hijos del mar – renació mecido por el eco rompiente de las olas contra la costa.
Quina història tan real i tan inimaginable.
Gran historia, tu narración es excelente.
Saludos!
http://libros-panqueques.blogspot.com
La historia surge al desarrollar como ejercicio narrativo en un mismo relato, las tres conocidas frases "andarse con pies de plomo / ir cabeza abajo / meterse en la boca del lobo".
Gracias por tu comentario.
me asalta un surealismo entre cada línea, por fortuna Bruno "renació" entre la marejada de etilico en el que sumergidó tronó recuerdos de proezas, "sin aire pero libre"… siguió las intrucciones de su otro yo y siempre estará en la barra del mismo bar ascendiendo sin obstaculos, "desnudo como los hijos del mar" inyectado de "nichos de vida".
Arturo, gracias, disfrute jugando con las palabras sacadas de tus líneas como hilvanado un pequeño collage, aunque la primera versión se me borró, era genial y quedé como todo un "pies de plomo, cabeza abajo" el resto de tarde atrapado en "la boca del lobo" hasta que ups!!! apareció estas cortitas líneas. Que cruce de otredades de un mismo yo… el de la barra y el de la mesa, ambos lucubrando de su propia otredad, el uno naufragante de oleajes y mareas de alcohol y, el otro, la extensión de su yo, en la retórica de palabras que nombran y sujetan debidas instrucciones, johnmontoya.
El de la barra /espejea/ en el de la mesa y viceversa…
Gracias por tu participación. Espero encontrarte en más relatos del blog.
MUY INTERESANTE TU BLOG ARTURO. ABRAZO
Creo que es un mágico relato. Muy abstracto. Sin embargo., muy entendible y poético. Las figuras literarias. Están muy bien usadas. Y le dan un toque hermoso y poético. Excelente relato. Me encantó. Me transportó y me sentí. Parte de esa tubería. Felicitaciones…
Gracias Rosa por tu opinión.
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