Escucho una voz que duele.
Percibo su sonrisa tras un velo.
Penumbra
Añoro la chimenea
y el silencio de los gatos,
cuando la cal de las paredes
retiene lo oscuro.
Las llamas
mimaron sus gestos
dieron horma a sus pies
danzaron con sus palabras.
Han llamado a la puerta, ¿has llamado?
Pero al abrir no hay nadie.
El frio
no necesita romper el vidrio
de las ventanas.
La ausencia es un pájaro
que tras de mi bate sus alas
y en su pico trae tus manos
enguantadas con ceniza.
© 2019 Texto Arturo García Fernández
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