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Chuso

Publicado el 25 de abril de 2021

Si has dado Play y, tienes paciencia para estar cuatro minutos viendo la muda secuencia de las imágenes, te darás cuenta de que va esto de “Familia_Chuso_Fútbol”:

Estás invitado a ocupar un asiento en la Sala de Actos de la Asociación de Vecinos del Ciudad Naranco. Un lleno total. Están presentes familiares y antiguos compañeros del Real Oviedo. Vuelvo a emocionarme al ver pasar las imágenes. Se encienden las luces. Aplausos.

Hace menos de un mes que Chuso, nuestro Chuso ha fallecido. Necesitábamos hacer algo en su memoria. Una de sus hijas seleccionó algunas fotos de las que tenían por casa en cajas de cartón. Participaron todos. No las ponemos en álbumes, me dijeron. En tardes de domingo, sobre todo cuando vienen los pequeños a comer, las barajamos una y otra vez  sobre el mantel de la sobremesa ¿este es papá? ¿los gorros de lana los hacía la abuela? Mientras los móviles se las van tragando, para volar después quién sabe por qué cielo digital. Ahora van pasando por la pantalla contando la vida de Chuso y él desde todas sus edades ve, en la oscuridad de la sala, brillar algunas lágrimas.

La Asociación  de antiguos jugadores del Real Oviedo los directivos de aquella época, los cronistas del futbol local y, los familiares se sumaron a ocupar una silla en la mesa para tener turno de palabra. No puede ser de otra manera, al tratarse de una persona muy querida y carismática en este barrio. Miembro de la mítica familia de los del Nido. Su abuelo vendía una lejía con ese nombre.  Familia numerosa como las de antes. La mía no se le iba a la zaga. En aquellos tiempos, eso nos permitía enfrentarnos en partidos de futbol de seis hermanos contra seis hermanos. Ellos altos y rubios. Nosotros bajos y morenos. Ellos, aún hoy,  dicen que siempre ganaban. Nosotros que cuando lo hacían era por que su padre arbitraba.

Fueron especialmente emotivas las palabras de sus antiguos compañeros del futbol, contándonos anécdotas, siempre envueltas en el cariño de los antiguos jugadores compartiendo habitación en los hoteles. Recordar a Chuso leyendo dentro de la bañera de la habitación. Allí en seco, se iba para no molestar el sueño del amigo con la luz de la mesita.

En un descanso del acto, el mayor de los del Nido me comenta: “Si tengo que decir algo de mi hermano es que fue un hombre bueno, un hombre que al comienzo de su vida se encontró ante un futuro rutilante, un futuro que cuando llegaba a tocarlo con las manos se le esfumó repentinamente. De tener una oferta para jugar en el Real Madrid a tener que dejar el futbol a los veinticinco años. Casi a la vez se le rompe el matrimonio ¡y tiene dos hijas a las que adora, como adora a su mujer! ¿Cómo se digiere eso? Él lo hizo con entereza, en silencio y derrochando amor”.

Es poco conocido que a Chuso le gustaba escribir. Para cerrar el acto se leyó un relato suyo: “Había hecho el bachiller con los Escolapios, merced a una de esas escasas becas que concedían los curas a los buenos estudiantes, fui monaguillo en el colegio, por eso me la dieron”.  Continua “acabado el bachiller destacaba en el Real Oviedo juvenil, por lo que me notificaron que pasaría al Vetusta de la tercera división, en el equipo de mi ciudad. ¡No había guaje más feliz en el mundo!  Y su padre nunca estuvo lejos  “a pesar de la estrechez de nuestra economía familiar (mal endémico en aquellos tiempos) mi padre me costeó un encierro de casi tres meses en un pueblo apartado en la montaña, con el propósito de mejorar mi físico, ya que media 1.80 y pesaba 60 kg “ y aquél chaval sin mas dirección que su propio entendimiento, “provisto de unas pesas artesanales, empecé a entrenarme en aquellas soledades”  Después de desayunar con el alba, salía al monte, siempre hacia arriba “dejando atrás, camino de sus tareas, a los labradores que me informaban de senderos y fuentes, pensando en su interior que no estaba muy cuerdo”  “Yo subía por veredas formadas por los animales y pastores durante siglos. En los claros y majadas, las vacas rumiaban inmóviles como estatuas, salvo el rabo fustigador de moscas y tábanos, oteando ensimismadas el fondo de los valles y las laderas de enfrente” “La luz era intensa y el aire perfumado por las hierbas y las flores … cruel destino el de aquellas pequeñas flores violetas y naranjas que desaparecerán aplastadas por las pezuñas y los excrementos de las vacas, en las cuadras compartidas por animales y hombres”. Y concluye “Seguía corriendo y era como hacerlo en una montaña rusa, subir trabajosamente las cuestas, bajando inmediatamente las pendientes sin freno, ganando velocidad con la inercia hasta caer saliéndome del camino, rodando, riendo alocadamente, feliz por no haberme roto nada y gozando del descanso después del esfuerzo”. 

Que sea en paz, vecino.

©  2021 Texto de Arturo / Milio / Chuso

©  2021 Arturo García, collage fotos (cortesía de los del NIdo)

2 Comentarios

  1. Maribel

    Qué emotivo y profundo… Sin haberle conocido has sabido acercarnos a él de una manera peculiar, como si dieras voz y tono a sus palabras con solo leerlas…

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  2. Sergio C Fanjul

    Arturo. Chuso. Perfil.Curioso perfil que empieza haciendo referencia a un vídeo y a un evento. Me gusta el personaje y lo que se cuenta, pero como perfil es muy extraño. Más que describir al personaje, se describe el acto de homenaje al personaje, con todas las buenas palabras que se dicen en este tipo de actos. Si sabemos algo de Chuso aquí es de manera muy fragmentaria o salteada, nos llegan algunas gotas, pero no acaba de mojar. Lo que sí queda claro es que la gente le tenía en alta estima, que tenía muchos amigos y que era muy querido, no tanto como era Chuso. Es decir, me parece más una crónica o una reseña del acto que un perfil de este hombre.Sergio C Fanjul

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