Un impostor busca gentes sin rumbo,
apátridas de nacimiento o por destino,
que al dictado del viento reconozcan al nuevo día,
que sepan de sus aromas y desconozcan sus intenciones.
Que sepan
cuidar su jardín cercado por rejas de lluvia,
mientras en el estanque de acero
flote el rugoso tacto de los limones.
y los pétalos blancos
bostecen acunados por las piedras del muro,
Que sepan
escuchar como el verde ríe
con el cosquilleo de la sabia añil,
cuando el rojo y el anaranjado de los hospitales
desvanezcan el violeta de la glicinia
en los brazos amarillos del brezal,
Que sepan
esperar otros colores de mas allá del sol,
misterio de luz tornasolada
cruzando la noche austral.
Imágenes electrónicas:
flores de ignorados colores sin aroma.
Que sepan
fugarse de una cárcel de lluvia,
ajenos al hedor de tierra mojada
cuando las conchas de los caracoles,
las rayas de las baldosas y la piel de los edificios,
crujan bajo sus pies desnudos.
Hallarán un sepulcro de corazas derrotadas,
un regusto de rocío en los ojos
y su memoria como trinchera
en mi casa junto al rio.
Espero sus voces.
© 2021 Texto Arturo García Fernández
Ya me gustaría conocer tu impostura.