Quién pudiera utilizar las palabras,
que como se dice
no las lleve el viento.
En un siglo,
repentinamente envejecido,
pretendiendo
resolver lo inmediato,
por la ley del más fuerte.
Quién pudiera refugiarse,
en el desamparo.
Y vivir a la intemperie
como cualquier hijo de vecino.
© Versos y fotografía de Arturo Joaquín
Este poema parece explorar el paso del tiempo y la fragilidad de la existencia. Expone una realidad en la que los ideales y los valores parecen perderse (“no las lleve el viento”) y muestra una mirada crítica hacia la lucha por el poder (“por la ley del más fuerte”). Al final, el hablante expresa un anhelo por una vida sencilla y auténtica, “a la intemperie,” como cualquier persona común, que enfrenta los desafíos de la vida sin pretensiones.
La expresión “no las lleve el viento” podría referirse a la esperanza de que ciertas ideas, sueños o principios perduren a pesar de las dificultades o la indiferencia del tiempo.