El canto de los pájaros rasga la noche, se deshilacha la oscuridad. Con los ojos aún cerrados, una reconocible angustia agrieta la consciencia, trae una pregunta para la que no tengo respuesta. El día despunta y nada pierde su secreto. Respiro el silencio de la indulgencia.
La noche replegó algunas esquinas y el dia las desdobló en reconocidas imágenes.
En la playa recuento los castillos de arena esparcidos por las olas. El sonido de las caracolas no ha dado la alarma. Elias cruza el amanecer en su carro de fuego. Aquiles arrastra al pie de las derruidas murallas la cabeza de Héctor.
Eos la hija de la mañana puede acariciar por un instante el rostro del héroe. Sus rosados dedos descubren el frío de la muerte.
Desde el horizonte las nubes alineados e inmóviles como una fortificación, parecen proteger al pueblo que se va congregando alrededor de la pira funeraria. Con negro vino logran apagar las llamas. Después honran a Hector, el domador de caballos, guardando sus huesos en un arca de oro.
La visión y mis palabras se estremecen cuando alcanzan las páginas en blanco. Caen sus letras en un final que es el principio
En mi patio interior con aforo para una persona siento como el paisaje me abraza y el amor vence a la muerte.
Magnífico texto. No soy nadie para juzgar, pero tengo que decirte que en mi pobre opinión has crecido en la labor del encaje de las ideas.
"En la pelea por reparar la afrenta, mató Aquiles a Héctor… Satisfecha la venganza, empezó a sentir su vida sin destino ni lugar sobre la tierra."
Es parte de un escrito que hice sobre la guerra de Troya…
Gracias por compartir.