Es un cretino, en un sofá tumbado.
Es pequeño de talla, bien lo siente.
Es arrogante, cuando está con gente.
Es ocioso, para no estar cansado.
Es un fulano de mucho cuidado,
un cobardón que va de muy valiente,
un prócer solitario impenitente,
un frio desamor al saberse amado.
Es tan liberal como millonario
y que también lo sean sus bisnietos
será sin dudar algo hereditario.
Dejo aquí mis versos como bocetos,
como sombras de un ser estrafalario
al que le gusta ocultar sus secretos.
© Versos de Arturo Joaquín
Este soneto presenta una figura llena de contradicciones, dibujada con una ironía mordaz. La imagen de un personaje “pequeño de talla” y tumbado en un sofá lo pinta desde el inicio como alguien que se siente superior y cómodo en su arrogancia, aunque en el fondo es inseguro, pues “bien lo siente.” Su carácter altivo en público y su ociosidad parecen desvelar una actitud superficial y despreocupada.
El segundo cuarteto refuerza el retrato de un “fulano de mucho cuidado,” que es cobarde a pesar de sus aires de valentía, y muestra un “frío desamor al saberse amado,” lo que sugiere un vacío emocional. Hay un contraste entre su liberalidad y su riqueza heredada, que se extenderá incluso a sus bisnietos, perpetuando una forma de vivir ajena al esfuerzo o al cambio.
El remate final, donde el poeta deja sus versos como bocetos, implica que este retrato es apenas una sombra de quien en realidad podría ser un personaje aún más complejo y lleno de secretos. Es un soneto ingenioso y crítico, que capta los defectos de este individuo con habilidad y un toque satírico.