Hay fotografías que tienen el perfume de las lágrimas de rocío en los ojos de las ovejas.
Me iluminan con la emoción del tiempo en esta tarde que se ha puesto bufanda.
Su verdad entre blancos y sepias, entre la poesía y la brujería, entre la artesanía y la casualidad.
Nunca la encontré en el fondo de algún cajón, ni en cajas metálicas con olor a membrillo. Mi memoria las guarda en los silencios de las conversaciones a media voz de los mayores.
Mi abuelo no me miraba, cuando de pie ajeno a su rebaño parece rezar el Ángelus.
El pastor y el perro ligados por un cielo abierto, ligados por el roce de la retama, ligados por la querencia de las perdices.
Definitivamente separados. Solo él supo por qué en aquél otro instante, le pasó una soga por el cuello.
© 2022 versículos de Arturo Joaquín
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