La tierra por sudario (v.2)
Vinieron a por nosotros cuando la noche callaba
la vigilia de alaridos, con su llanto calló a los gallos.
La tierra por sudario
cuerpos quietos, raíces ya olvidadas
Nuestros hijos aprendieron del silencio,
blasfemando arrodillados escupiendo a los luceros.
La escarcha agrietando sus labios.
Nuestros nietos desentierran memorias
sus dedos leen los nombres dormidos
sus dedos acarician nuestros cráneos,
descubren un reloj parado y el sonajero
que ella ocultó en el cuenco de su mano.
La noche no calla, la agrietan los gallos,
se alzan nuestras voces, nosotros, los vencidos.
La tierra por sudario (v.1)
… nosotros, los vencidos,
los que no hablamos
porque no tenemos palabras,
nosotros, los vencidos,
los que no llevamos la luz en los ojos
ni la esperanza en el alma,
nosotros los vencidos …
(Ángela Figuera Aymerich)
Aquel día vinieron a por nosotros cuando la noche callaba
la vigilia de alaridos calló a los gallos con su llanto.
Hundidos en la tierra ahondamos el silencio,
las azadas, el esfuerzo fueron siempre nuestro pan.
No dimos un paso atrás no bajamos la vista
maniatados nos miramos, fue nuestro último abrazo.
Seguimos aquí con la tierra por sudario
cuerpos quietos como raíces ya olvidadas
silenciados bajo el vuelo de las perdices.
Las primaveras siguieron su marcha sin nosotros
nuestros hijos aprendieron a callar,
blasfemando arrodillados escupiendo a los luceros
la escarcha agrieta sus labios.
Florece un ramo oculto entre la hierba pisoteada
su aroma ciego enredado a secretas voces
se ensancha más allá de las penas personales.
Hoy nuestros nietos desentierran memorias
con sus manos tiernas y minerales
sus dedos rozan los nombres dormidos
acarician nuestros cráneos horadados
descubren un reloj parado y el sonajero
que ella ocultó en el cuenco de su mano.
Lo que callaba la tierra comienza a latir
al tocar lo perdido despiertan el canto de las cigarras
la noche no calla la agrietan los gallos
se escuchan nuestras voces ya libres sin miedo.
© Versos de Arturo Joaquín
(V.1) En la primera versión, las secuencias basculan demasiado hacia la prosa porque los verbos fluctúan constantemente entre el pasado y el presente. Y este juego no crea “un tiempo vertical” porque hay unos marcadores de “tiempo horizontal” demasiado fuertes.
Por tanto, para introducir una narratividad, hay que ser realmente cuidadoso con el uso de las indicaciones temporales.
(V.2) En la segunda versión, he intentado situar al lector en una contemplación directa de lo que sucede en cada momento. Acercándome más a la poesía que a la narración.
También me he centrado más en un único objetivo, enriqueciendo con metáforas la intensificación del mensaje.
Admiro la tu capacidá de trabayu, la concentración y la fuerza qu’imprimes a les imáxenes, sabes plasmar los sentimientos, que ye , según el mi parecer, lo de más valir de un poema ¡Y das dos pol mismu preciu!