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Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos …

Publicado el 28 de mayo de 2024

Nota de mi diario

Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos, mi ex.  

Pero no se cuantos puede necesitar. Anoche bebí demasiado.Tener un adolescente en casa, si que es una droga dura. ¿Para que puede quererlos? No me trago que se los haya pedido la de lengua. Él vive dentro de las redes.

Hoy ha salido pronto para el Instituto. Me despertó al cerrar la puerta. Imagino que como siempre con su patinete y  su tablet. Sobre la mesita dejó su Play y en el único cuaderno que le queda escribió: cómprame una vida, mamá.

 

Paso de cebra

“Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos. No se apure”- le dije. Sin embargo se apuró y fue arrollado por un autobús. Pensé que la frase había perdido sentido, para  alguien que sobre el asfalto yacía inconsciente. 

Los compré en su memoria y al abrir uno de ellos leí ¿a quién buscas? Si estás muerto.

 

El Metro

¡Mañana, podrá comprarle sus malditos cuadernos! A tres estaciones de Metro los tienen de todos los colores.

Cuando se abrió la puerta para salir del vagón, una muchedumbre  lo apretujó. Al fondo distinguió el mostrador donde vendían pasaportes. Compró uno de tapas rojas. 

Escuchó  “Hagan cola. Todos encontraran su destino”.

Con gran estruendo se abrió una persiana metálica y el gran remolino de gentes fue tragado por la oscuridad. Solo se escuchaban gritos y lamentos. Después el silencio, mientras el gas letal los duchaba.

 

Mañana

Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos, incluso puede que le regale los lápices de colores, pero no va  a consentirle que se mezcle en sus asuntos. Mañana será cuando decida lo de seguir o parar, el plátano es suyo y su goce, también. Faltaría más.

Así reflexionaba la cuidadora del orangután albino, que ahora la miraba desde detrás del grueso cristal y al que con tanta motivación había enseñado a utilizar los emoticonos de comer, dormir o tener sexo,

Bueno lo de necesitar comer o dormir tiene un pase, pero la zoofilia es otro cantar. 

 

 

© Textos de “Nota de mi diario”, “Paso de cebra”  y “El Metro” de Arturo Joaquín

© Texto de “Mañana” Milio el del Nido & Arturo Joaquín

 

4 Comentarios

  1. Escuela de Escritores

    Hola, Arturo Joaquín. Acabas de participar en Relatos en Cadena, concurso de microrrelatos que organizamos con la Cadena SER.

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  2. María Jesús Villar

    GANADOR: “Sin esperanza”
    Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos, cuando venda lo que ha encontrado en el vertedero. El tejado seguirá con goteras, pero no es eso lo que le fastidia, sino no haber sido capaz de advertirle de lo inútil de caminar durante kilómetros para ir a la escuela, porque no podrá continuar sus estudios: los centros superiores están a días de distancia. Acabará trabajando en la basura, sabiendo que hay lugares mejores, porque ha estudiado geografía, que es posible soñar con mundos distintos, porque ha leído novelas. Y entonces, como a mí, le enrabietará andar entre cucarachas preguntándose para qué demonios sirve saber que se llaman coleópteros.

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  3. Dayza del Moral

    Finalista: “Hora de dormir”
    Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos, eso es lo que quiere decirle Daniel a su hijo, pero la rabia, mezclada con alcohol, le corta las palabras sin que lleguen a ser pronunciadas; el chico es un malcriado, eso está claro, y es culpa de la madre, qué duda hay. Pero esta noche es mejor no decir nada más, porque ya hubo muchos gritos y no quiere que vuelva la policía. Así que se tumba en el suelo de la cocina, entre su mujer y su hijo y se duerme enseguida, sin notar apenas la sangre que le empapa el pelo.

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  4. Marian Vilalta

    Finalista:“¿Realidad o ficción?”
    Mañana podrá comprarle sus malditos cuadernos. Aunque como madre piensa que mejor sería parar esto de una vez por todas. Hace meses que no sale de su cuarto. Se pasa el día entero escribiendo su novela. Apenas come y duerme poco, muy poco. Los amigos ya se han cansado de intentar que salga un rato con ellos por las tardes. Está obcecado en su idea de salvarle la vida al protagonista de la historia, un chico obsesionado con un libro que está escribiendo y que debe terminar antes de acabar suicidándose.

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