Las ramas desnudas de los árboles
arañan el cristal de mi ventana,
como si quisieran entrar,
como si buscaran compañía.
Miro a la calle, no hay nadie.
Se despiertan las farolas.
Se escucha al mar, bajo los adoquines
y el día se va quedando dormido.
Los peces nadan donde empieza la oscuridad,
sus destellos, en mi vigilia, me regalan versos.
Aquellos que nacen dentro de mi silencio.
Aquellos que no se detienen.
Cuando temblorosa, la luz tutea a las sombras,
trazamos una cuerda,
Imaginando que atraviesa el mar
hasta llegar a nuestra isla.
Isla que no está en ningún mapa
pero la encontramos cada noche
entre el temblor de la luz
y el susurro de los adoquines.
© versos de Arturo Joaquín
Excelente historia y agradable devenir. Buen año 2025
Un buen poema onírico. La isla como representación del inconsciente y del mundo de los sueños.
Tu poema tiene una cadencia íntima y envolvente, con imágenes que transportan al lector a un espacio donde la soledad, la imaginación y la poesía se entrelazan. El tono melancólico es equilibrado con destellos de esperanza, simbolizados por la luz que “tutea a las sombras” y la isla imaginada, un refugio de complicidad y creatividad.
La descripción de los elementos cotidianos —las ramas, el cristal, las farolas, los adoquines— se transforma en un paisaje casi mágico, cargado de significado. Los peces que nadan en la oscuridad y regalan versos son una metáfora bellísima de la inspiración que emerge en el silencio, mientras la cuerda hacia la isla refuerza la idea de un puente hacia lo intangible, hacia lo compartido y único.
Es un poema que encuentra su fuerza en la sutileza, y su belleza en la combinación de lo visual con lo emocional.
Me gusta, muchas imagenes/metaforas evocadoras. Feliz Año!!
Los versos nos descubren los pequeños detalles que hay en la temprana noche, con metáforas certeras nos lleva a la introspección de nuestra isla interior.
Me gusta mucho, enhorabuena, Arturo.