Caminaba a hombros de un gigante el día que el mar se hizo nube y llovieron peces.
Entonces supe que ignoraba
como el silencio se calla dentro de las palabras.
como las gotas de lluvia hablan secándose en la cuerda de la ropa
como para que sea mañana hay que dejar los garbanzos a remojo
como vivir asomado y mirar como una esponja
Entendí
que hasta para los cuervos el amor es blanco
que al bosque lo siembra el pájaro, el azar y el tiempo
que la bruma parece el alma de los árboles
que la mirada amarilla de los ángeles ríe en las acacias.
Y comprendí
por qué aquel niño se veía como un hombre
en los escaparates de las sastrerías
contemplando a los maniquíes.
© 2022 “Automoribundia” de Ramón, “El país de los pájaros que duermen en el aire” de Mónica y algunas notas propias.
0 comentarios