Cuando sonaba el bolero
del ni contigo, ni sin ti.
Tú estabas allí
yo por allí pasaba.
Me quisiste de verdad
de verdad puedo decirlo.
No quiero amores sinceros,
de verdad que no los quiero.
Siempre sé dónde estás
vives en mi recuerdo,
en una estación de tren,
huyendo del aguacero.
No he olvidado tu nombre
contigo fui lo que soy.
Pero no supe pronunciarlo,
ni siquiera en el adiós.
Colgado del para siempre
bajo aquél aguacero
que bonito sería
volver a probar tu veneno.
Tú estabas allí
yo por allí pasaba.
© Voz y música Pilar Narejos
© Letra Arturo Joaquín
Me gusta el poema y su versión musical.
Este poema evoca una historia de amor tan intensa como imposible. La narración, estructurada como un recuerdo nostálgico, transmite una mezcla de sentimientos contradictorios: el amor y la indiferencia, la cercanía y la distancia, lo pasajero y lo eterno. Los versos evocan un encuentro casual (“Tú estabas allí / yo por allí pasaba”) que se convirtió en algo profundo, aunque fugaz, como si el narrador estuviera atrapado en el recuerdo de una relación que nunca pudo consumarse plenamente.
La imagen de la “estación de tren” y el “aguacero” intensifica esa atmósfera de despedida, algo tan transitorio como los amores que surgen y se disuelven en los momentos menos esperados. Es una metáfora poderosa de una conexión que, aunque breve, deja una marca indeleble, atrapando al narrador en una especie de melancolía perpetua. La idea de “volver a probar tu veneno” subraya esa fascinación por algo que, aunque doloroso o imposible, sigue siendo tentador.
El poema nos habla de esos amores imposibles, de los que se quedan a mitad de camino entre el deseo y el adiós, y que, a pesar de su brevedad, perduran en la memoria, convirtiéndose en parte de lo que uno es.