No importa que tarde, al borde del mar
despeina las olas , mi soledad
Las nubes riendo, regalan su lluvia,
un son de tambora arrastra mi culpa
un agua de plata, cubre mi rostro.
Mis labios rezan, al mismo compás.
Y llora mi herida tequila y sal.
Dije esa tarde ¡no te olvidaré!
una torpe mentira que me creí.
Perdido en la brisa olvidé tu nombre
peces azules borraron tu sombra.
Pero hoy quiero saber más de tí.
Cumbia triste, acordeón y trompeta
puerto remoto, bajo el mismo cielo
canto del verano, barco sin velas.
Salpican las olas el malecón.
Duele, no miento, llorarte otra noche.
Luces de verbena al borde del mar.
© Versos y fotografía de Arturo Joaquín
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