(v.1) Primera versión de “A la orilla de un volcán”
Ahora te invoco Gurugú, desde tu orilla.
A ti, que miras hacia la frontera del mar.
A ti, volcán dormido con lava en la garganta,
te invoco ahora Gurugú, desde tu ladera
sentado y pensando a solas.
Me parece escuchar, el andar silencioso de los que te desafían
empujados por el hambre y las guerras de África.
Presiento que otros en otras tierras, han iniciado también su caminar.
¡Escuchad! Mujeres y hombres sin alas, que huis del futuro en vuestras casas.
Solo os queda soñar con una ciudad, que no sea un espejismo del desierto.
Solo os queda esperar fundidos con el frío y la miseria, entre las rocas desnudas.
Solo os queda pensar en saltar la frontera, imitando a las aves que cruzan el cielo.
Y desde la cima Gurugú, desde tu cima, centinela perplejo
finges no querer ver esas piernas delgadas, musculadas y fibrosas correr por la arena, con los puños cerrados y escasa ropa.
Finges no dar la espalda a esa bella ofrenda de hombres y mujeres.
Nosotros, infectados con pensamientos reactivos y prejuicios,mutilados por no saber dar nuestras oportunidades a los demás,
contemplamos vuestros cuerpos, colgados de nuestras vallas,
hasta que un perfume de flor de cuchillos os atrapa y vuestra sangre de lava se enfría.
A ti te invoco Gurugú para detener esto.
A ti quiero invocarte,
ahora que ocultas tus ojos tras párpados de piedra,
ahora que no quiero, nadar en el azul del mar,
ahora quiero, verte reventar y romper este poema.
(v.2) Segunda versión de “A la orilla de un volcán”
Ahora te invoco Gurugú, desde tu orilla.
A ti, que miras distante a la frontera azul.
A ti, volcán dormido con fuego en la garganta,
te invoco ahora Gurugú desde tu ladera,
sentado y pensando a solas.
Me parece escuchar, el andar silencioso de los que te desafían
empujados por el hambre y las guerras de Africa.
Presiento que otros en otras tierras, han iniciado también su caminar.
Son mujeres y hombres sin alas que huyen del futuro en sus hogares.
Solo les queda soñar con una ciudad que no sea un espejismo del desierto.
Solo les queda esperar fundidos con el frío y la miseria, entre las rocas desnudas.
Solo les queda saltar la frontera, imitando a las aves que cruzan las nubes.
Y desde la cima Gurugú desde tu cima centinela perplejo,
finges no querer ver esas piernas delgadas musculadas y fibrosas
correr por la arena con los puños cerrados y escasa ropa.
Finges dar la espalda a esa bella ofrenda de hombres y mujeres.
Ahora te invoco Gurugú, desde otra orilla.
A ti, que miras distante a la frontera azul.
A ti, volcán dormido con fuego en la garganta,
te invoco ahora Gurugú desde la arena.
Cuando contemplo colgados de las vallas esos cuerpos
atrapados en un perfume de flor de cuchillos mientras su sangre de lava se enfría.
De nuevo te invoco Gurugú detén todo esto
ahora que tus ojos se han hecho minerales
ahora que solo añoras oler el azul del mar.
© Versos de Arturo Joaquín
Tomando como referencia el análisis de los recursos utilizados por Whitman en “Canto de mí mismo” y partiendo de mis poemas “Sonata para piano y concertina” y “En la frontera” ha surgido “A la orilla de un volcán”. Con sus versos intento explorar la fuerza de la palabra por la repetición, la yuxtaposición de ideas y la creación de una voz poética única.
En este poema, compuesto por veinticuatro versos, he intentado recrear una estructura de salmo.
La introducción consta de una invocación o súplica formada por cinco versos, los cuatro primeros alejandrinos. A partir de ahí, las estrofas siguientes en las que la voz poética habla “a” y “por” el lector con versos libres, desarrollan el contenido hasta llegar a una conclusión en la sexta estrofa.
Tanto la primera como la última estrofa retoman la invocación inicial, creando un nexo entra la introducción y la conclusión. Con este recurso he intentado establecer un marco que da cohesión a las otras cuatro estrofas, donde se desarrolla el tema principal.
He cerrado esta nueva versión de “Ala orilla de un volcán” con tres versos alejandrinos, en concordancia con los cuatro primeros, que también lo son.
Para evitar cualquier tipo de rima, he realizado sustituciones en los versos dónde las detecté.
Asimismo, elimine comas para acercarme al estilo whitmaniano, utilizando el llamado “verso respiración” cuya lectura genera una sensación de un cierto ahogo. Con esto, busco reforzar la musicalidad y hacer que ese “ahogo” se integre en la temática del poema.
Por último, he tratado de reducir las irregularidades en el destinatario de la voz poética, manteniendo como referente el volcán “Gurugú”. Para ello, eliminé la referencia a un “vosotros” y suavicé la transición hacia un“nosotros”.
Miramos con lucidez, compasión y rabia la miseria humana, impotentes por momentos como el volcán apagado desde donde mira nuestro poeta.
Gurugú, montaña – testigo de corazón pétreo, con la misma dureza de los que contemplamos la tragedia sin una pizca de compasión, ocupados en nuestras míseras pre-ocupaciones. Poema – denuncia al que llevo días dando vueltas en la mollerfa y que merece reflexión.